Por Ana Linarejos Agüera Gomez
•
1 de abril de 2020
La adicción no necesariamente está asociada con una sustancia, a veces hay adicciones sin sustancia; por ejemplo: existen personas preocupadas de forma exagerada por el sexo, las compras, el juego, etc. Con sustancia o sin ella, desde mi punto de vista las adicciones son un intento de huir de la realidad, una realidad no aceptada, no comprendida, no transformada y no asimilada por el humano, de ahí que en muchas ocasiones sea necesario “rascar” un poco más en la superficie de la adicción y abordar los factores existenciales de las personas para poder ayudarlas. Este “vacío existencial” que propongo se ve comprobado cuando la persona que es adicta desarrolla varias adicciones a la vez, por ejemplo: es común que la adicción al sexo se asocie con el alcohol, que los jugadores compulsivos coman y/o beban en exceso o que después de un proceso terapéutico el poner fin a una adicción no alivie automáticamente a las demás o inclusive surjan otras nuevas. Lo que quiero decir, es que la persona adicta ha caído en un proceso en el que busca el placer por el placer, en el que vive de forma acrítica, sin un proyecto que le vincule y todo ello hace que acabe por sentirse “perdido/a”. Ahí es donde se encuentra su vacio y mientras no localice la raíz de su vacio y alguien que le ayude en ese proceso no conseguirá “des-intoxicarse”.