Todas las personas tenemos miedo de padecer una enfermedad grave. O podemos estar preocupados en algún momento por esa posibilidad. Pero cuando el miedo a la enfermedad es excesivo o la persona cree padecer una enfermedad grave (sin que haya sido diagnosticada por un médico) aparecerán determinados comportamientos a los que llamamos hipocondría:
• Auto-observación excesiva (tocarse o palparse, tomarse el pulso o la temperatura).
• Visitas frecuentes al médico.
• Quejas sobre enfermedades o síntomas.
• Realizarse pruebas diagnósticas con frecuencia.
• Búsqueda insistente de información (sobre todo en internet) sobre síntomas de enfermedades.
• Y, sobre todo, el malestar y la ansiedad que produce el hecho de creer que se tiene una enfermedad grave.
• Insomnio y síntomas de estado de ánimo bajo (muchas veces llevan a los profesionales a diagnosticar erróneamente la hipocondría como depresión).
En casos extremos, la persona no se tranquilizará ni siquiera después de una revisión médica y la realización de pruebas diagnósticas que descarten cualquier enfermedad.
Sin embargo, la persona hipocondríaca no tiene una enfermedad que pueda curar el médico. Esto es así porque los médicos curan enfermedades y estas personas no tienen ninguna enfermedad sino “miedo a tener una enfermedad”.